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suicida mental.


Hoy volvimos a pelear. Discutíamos una mañana de Agosto, no recuerdo el por qué pero nunca voy a olvidar esa alteración. Ella comenzó a empacar sus cosas para marcharse mientras a mí el corazón se me consumía. Cuando abrió la puerta, la rabia y el dolor se apoderaron de mí y le dije: Si te vas, no vuelvas. Se volteó y vi su mirada. Ahí fue cuando comprendí que sin esos ojos mi mundo se caería en pedazos, luego cerró la puerta y se marchó. 
Felicidad se fue ese mismo día y arrastró con ella toda la alegría que yo tenía. Supe instantáneamente cuando se fue que se llevaba mis días de libertad y la magia que había cuando estábamos juntas. Ella era la luz que ahuyentaba toda oscuridad, el revólver que mataba mi soledad. El motor para los palpitares de mi corazón, la adrenalina y la locura por las noches y el aire que llenaba mis pulmones.

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9.02.2013
Saludos, M.