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suicida mental.
Él, corazón de piedra.


Él estaba, pero a la vez no. Cuando salía el sol desaparecía. No era un sueño, era tan real como la cama en la que se acostaban. Pero se iba, nunca se quedaba a ver como el rostro de ella se iluminaba por el sol. Se iba porque no podía comprender al amor, porque nada le causaba un calor interno. Era rígido como el portazo que daba al salir de la habitación. Era frío, como esas heladas noches de invierno que tanto amaba. Había dejado el corazón por ahí, y no recordaba el lugar exacto.

2.25.2014
Saludos, M. 1vodkas