Querido Gabriel:
Si estas leyendo esto es porque ya no hay un "nosotros" y rompiste eso que tanto me costo armar. Y duele, para que mentirte. Duele saber que las promesas sin cumplir nunca serán más que eso, que se borrarán o yo misma las enterraré para no escucharlas nunca más. Acá estoy con el alma en mil pedazos, despidiéndome. Y si llegue hasta acá es porque creí que al menos te importaba; pero si me voy es porque comprendí que yo no era lo más importante o algo incondicional.
No me gustan las despedidas, aunque ya haya tenido varias. Me aterran, pero no se puede huir de ellas. Te escribo para hacer más amena esta despedida, para que sepas que tuviste a alguien que te amo con todo lo que podía dar. Que no se guardo nada. Te escribo para que veas lo que dejas atrás, y para que veas como seguir adelante. Para que te hagas fuerte, como yo se lo haré. Para agradecerte que me dejes con un montón de cosas por hacer.
Una vez me dijeron "Si algo te hace feliz aferrate a ello hasta con los dientes", ahora me gustaría decírtelo a vos. Te deseo lo mejor, aunque también te desearía que sufras todo lo que sufrí yo pero no soy así. Sos una buena persona, y eso...
Me voy, M.
